SEVILLA COFRADIERA..

sábado, 4 de abril de 2009







EL PREGÓN DEL AGÜELO, PARTE II.

Y es que, este cartel, del tan querido para mí “Blog de los profesionales”, me sabe a madera cartujana, que cruje en cada “arriá” suave y compensada; me sabe a plumeros, a uniforme de banda y a caramelillos de nazareno, me sabe a Fígares, a acólito infantil y campanillas de muñidor; me sabe a costeros “armaos” en las “revirás” y a trasera poderosa,...un sabor, como veís, muy Dulce, como el nombre de la que lo trajo al mundo para ser Despojado en Granada.



Al mirar la imagen del cartel, notaremos sin duda el andar seguro y firme, que le aporta el hombre del dibujo, para que avance siempre de frente, por los días de la cuaresma, y pueda cumplir la función para la que fue concebido, esa misión oculta de la cartelería semanasantera que subyace en él, y aflora en los días previos a la fiesta sólo con mirarlo de soslayo, apenas imperceptiblemente, en los escaparates de nuestra ciudad, y que nos llevará de inmediato a cada uno de los momentos que se esconden en nuestra mente y reviven milagrosamente al contemplarlo, evocando en la memoria esa “chicotá” de barrio, de fuerzas justas pero que ganan la pelea, y vemos venir por cualquier calle, rebosante de belleza, a esa Virgen de nuestras devociones, sintiendo el pellizco que nos da cualquier imagen de Cristo, que nos llama a la fe, en un sinfín de advocaciones, siempre delante de su Madre y, al levantarnos de puntillas en la acera, para intentar percibir lo que apenas se presiente, comprendemos que tras Él, todo se llena como siempre, una vez más, de la sublime presencia de María...¿verdad amigos?...¿verdad que todos estais viendo ahora mismo ese paso de palio, graciosamente mecido, al amparo de la noche, cuando el cansancio de la gente que la porta, ese del cartel, le confiere un andar más reposado?...¿verdad que nuestro Cristo pasa en nuestra mente por la esquina de siempre, donde tus padres te iniciaran, y ahora se la enseñas a tus hijos, haciéndolos partícipes de la tradición que de ellos heredaste?...¿verdad amigos, que nuestra vida pasa por delante en un momento, sólo con mirar el cartel de Semana Santa que, estático y solemne, anuncia la inminente llegada de nuestro tiempo mejor?...¿verdad?...en este punto exacto del recuerdo, me veo en la “calle más bonita del mundo”, en palabras de un amigo, viendo marchar hacia Granada esa Perla de san Pedro que, azorada, baja la mirada ocultando la luz de sus pupilas, envuelto el rostro en lágrimas de infinita dulzura, cerrando la boca conteniendo un suspiro, en ese personalísimo gesto que supo plasmar Pedro de Mena, para que el dolor deshecho de María, se convirtiera para su tierra en Maravilla...así se me aparece siempre, asomada a su palio de todas las épocas, las pretéritas, las presentes y las futuras, portada por costaleros que en Ella tienen, como yo tengo, uno de los pilares de fe más hermosos y más puros que mano humana haya podido crear; oraciones enamoradas se me antojan los golpes de gubia en la madera, susurros que sólo pueden salir de un corazón amante si aspira a inventar tanta belleza...amor y no otra cosa, lo que tuvo que ocupar la razón del escultor, que nos dejó así el bendito legado de tu cara...¡¡Maravillas!!



Este cartel, nos habla sin decir palabra, de faja “apretá”, de costal ceñido a la sien, de cuello “herío”, de trabajo por derecho, de seriedad, respeto y compromiso, nos habla de día grande, y de humilde trabajo, de fervor disimulado y profunda penitencia, nos habla, y nos llama también a ser parte integrante de su estructura, a asomarnos, en definitiva, al blog que le da nombre, y que tanto bien nos ha hecho, porque a través de sus páginas, de obligada lectura en la mañana laboral, hemos descubierto la cantidad de “locos” como nosotros, fanáticos que pierden el juicio cuando se presiente esta semana que se vive durante los meses de ensayo, y se prolonga un año, en el que nos alimentaremos del recuerdo, volveremos a soñar lo vivido, improvisaremos tertulias en cualquier lugar, y nos buscaremos entre nosotros, para convertir un inventado motivo en excusa y pretexto para hablar de lo que tanto nos une; todo un año concentrado en ocho días...

Pero qué de cosas entran en esos ocho días, qué de oraciones, de bolas de cera, de lágrimas contenidas, de bullas, de jolgorio, de miradas expectantes,...qué de “levantás”, qué de órdenes de capataces y de pasos de costaleros,...¿veis?...ya tenemos otra vez al personaje del cartel, reivindicando nuestro “gremio”, que tanto sabe de relevos que no se ajustan al convenio; esta ocupación sin sueldo repleta de oficiales y aprendices, de alumnos que superan a sus maestros, de niños que quieren crecer rápido, para abandonar su necesario puesto de aguador, e ir debajo de su titular...y de hombres, que aunque se sientan niños, son conscientes de que no lo son tanto, y quisieran retroceder un poco en el tiempo, para poder estar debajo de su paso un poco más, aferrándose al trabajo como el pequeño se aferra a la cama cuando su madre lo llama para ir al colegio, y queriendo decir eso de...”un poco más, mamá”, ligado como está a este mundo que gira en torno a unos faldones y que tantas cosas le inspira; porque el costalero del cartel, ése que vemos concentrado en su trabajo, atento a las órdenes del capataz, no vaya a ser que el paso roce en cualquier lado, y se rompa así la simbiosis entre balcones y varales, paredes y respiraderos,...ese hombre, que hace de su ropa una herramienta, tiene en su cabeza pensamientos para todo el que quiere, su novia, su hermanos, esa amiga que estaba embarazada y se le complicó el parto, ese abuelo que en el sillón de su casa de siempre, no puede ir a ver las cofradías, ese padre que se echaba a la calle cada jornada pasional, envolviendo previamente unas galletas en un papel de plata por si el hambre se presentaba; el mismo que lo llevaba de la mano, y lo “colaba” en la primera fila..”quedate quieto, ahí entre la gente”...para que sus ocho años se asombraran con la magnificencia del paso de turno; el mismo que desafiaba su cansancio, sacrificaba sus horas de sueño, sólo por ver la cara de felicidad de su hijo cada Martes Santo, cuando volvía a casa esa Virgen de la Esperanza que luego tanto le daría; ese padre, que no tiene nada suyo, porque todo nos lo ha entregado a nosotros. Ese padre…y esa madre, la que lo inició en la vida, la que tantas veces, siendo niño, le regañaba por dejar el cuarto desordenado, la que le decía que no había más dinero cuando el primer amor le hacía salirse del presupuesto establecido, la que aún hoy sigue pendiente de él, hecho hombre ya, al tiempo que de sus nietos, siendo su compañera de juegos, y el sostén de esa otra madre, que si no es por ella tendría que dejar más de un trabajo,...la que le pregunta cómo va cuando lo ve de relevo, y le dice que no quiera llevarlo todo él, porque sabe de su valía y lo conoce bien,...por eso, el costalero, cuando los “kilos” aprietan, se acuerda de su madre, y piensa,...


“a ti, que en Agosto nos rabias porque no “pegan” los vídeos de cofradías, ni en mayo, ni en Navidad, ni en Septiembre...
A ti, que nos llamas locos y temerarios, y sufres en lo más hondo de tu ser el pulso de cada “levantá”, cuando oyes crujir la madera y sabes que vamos debajo...
A ti, que pagas tarjetas de sitio, lo mismo que tantos bocadillos cofrades en bodegas de mi “Graná”...
A ti, que a pesar de no entenderlo te emocionas viéndola venir de frente...
A ti, que aprendiste de costales y trabajaderas de tanto escucharnos en casa...
A ti, regidora de mis días y mis noches, que me llevabas de la mano a ver “santicos” y luego preguntas que de dónde me viene el sentimiento...
A ti, que tras una noche de ensayo nos dejas dormir más de lo normal y nos haces la comida que nos gusta...
A ti, que esperas ansiosa en la puerta del templo con las lágrimas “saltás” pidiéndole a Ella que todo salga bien y respiras aliviada cuando la ves, por fin, en la calle...
A ti, que cada Semana Santa revives emociones y vivencias y me vuelves atrás en el tiempo...
A ti, madre, que pariste costalero...

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