SEVILLA COFRADIERA..

viernes, 7 de enero de 2011


Y SE ROMPIÓ EL SILENCIO







Esa noche del Viernes Santo del 2009 siempre permanecerá en mi mente, y por algo tan sencillo y a la vez tan grande como el sonido seco de un martillo rompiendo el silencio de expectación que sólo Sevilla sabe guardar cuando espera que algo suceda.




Y sonó el golpe, como suena tantas veces, pero esta vez era distinto, porque lo anunció el capataz y las voces sin rostro que suenas desde detrás del faldón lo repetían….”Esta es por Raúl”, ya que ese era el segundo año que no podía salir con todos aquellos amigos, en el año 2007 después de esa magnifica coronación en nuestro barrio de Triana deje de ser costalero de Ella, pasando a otro sitio privilegiado en una cofradía, abrirle paso… y hablando de capataz.. ese día sería uno de los últimos momento que estaría junto a él, nuestro ultimo abrazo delante de Ntra Sra de la O, D. Rafael Ariza ( DEP), ya que desgraciadamente nos dejo el pasado mes de octubre.






¿Por mí? Y yo no sabía qué había hecho para tener este privilegio, este orgullo que no hay dinero que lo compre, y es que en esta ocasión me veía con mi uniforme azul de Policía Nacional, “que tanto me había costado conseguir, y ya van para cinco años, como pasa el tiempo”, a pocos metros detrás del capataz que se giraba hacia los suyos para decir esas palabras, con la Señora como testigo de todo, como siempre lo ha estado en mi vida, testigo y guía de mis pasos.

Y no pude evitar en ese breve espacio temporal, medido en….¿segundos?, no, no se puede medir ese tiempo que es eterno en esta Ciudad que también lo es, no pude evitar que, como en un breve diario de mi vida, pasaran por mi mente los catorce años que hasta el día de hoy llevo estando debajo de las trabajaderas, como en mi hermandad de Pino Montano ese tan ansiado día de Viernes de Dolores junto a todos mis amigos, qué decir del Domingo de Ramos en el misterio de la Sagrada Cena, el Martes santo en el Santísimo Cristo de las Almas de la hermandad de los Javieres, y cómo no en mi cofradía de estos 30años de vida “ la Exaltación “,con ese leve peso que acariciaba el costal, hombro con hombro con otros elegidos como yo, para poder presentar a Sevilla la misma Sevilla hecha imagen, como Costalero, que es el mayor orgullo que se puede sentir, y que tan grande es, que sale al exterior en forma de sudor y de sentimiento, y que se repite en cada una de las chicotás de las que Sevilla ha sido y será por siempre testigo, y como diría un gran capataz y nunca mejor dicho por su estatura ( risas) cada chicotá tiene que ser la mejor ya que cada una de las personas que están viendo y esperando en cualquier punto, tienen el derecho de ver la mejor chicotá y no podemos fallarle a ninguna de esas personas, “Don Rafael Díaz Talaveron, FALI”, y no se me podía olvidar mencionar a nuestro Capitán de la perla negra de Sevilla, Don Rafael Díaz Palacios, gran persona y gran capataz de Sevilla, y dónde dejo a mi capataz de la exaltación Don Mariano Falcón con él sí que no tengo palabras…. Solo decirte qué grande eres Mariano, por otra parte también quiero hacer mención a mi Pocholo capataz de mi moreno de Pino Montano, que con él se vuelve hacer las cosas bien, y sobre todo quien me dio la oportunidad de formarme y darme la oportunidad de ser costalero en este mundo loco del costal, a Don Máximo Castaño lagares capataz de Sevilla ( dep).

Y ese silencio roto por ese golpe de llamador, aún no sé por qué, me hizo también evocar a otro silencio que tantas veces he compartido, con otro compañero de uniforme azul, a bordo de un patrullero, cuando en mitad de la noche un sonido metálico que parte de la emisora nos avisa de que tenemos que dirigirnos a un punto en concreto, a un Servicio más, a enfrentarnos con lo, en cierto punto, desconocido….y es en ese momento cuando El “Mi barba como cariñosamente llamo a mi Cristo de la Exaltación y Ella también está conmigo, como guía y protectora, para ayudarme a encontrar el buen puerto al final de la travesía.

Y sonó, sonó ese golpe que aún conservo en mi memoria, y la plaza enmudeció, y se alzaron con suavidad los varales, y llegaron al cielo, y se posaron en el suelo los cuatro zancos por igual, y entonces la miré a Ella….y sentí cómo me sonreía porque en esta ocasión, sus hijos que la llevaban, mis amigos y compañeros, se habían acordado de mí, su más humilde servidor.



Nombre : Raúl LOPEZ GARCIA ,30AÑOS .



SEVILLA

2 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias Raulito por plasmar con tanta exactitud los sentiemientos vividos por tí aquelo día.

Bajo el paso unos profesionales dándolo todo por Ella y delante de el otro Profesional, esta vez cumpliendo con los menesteres de su trabajo, pero tan gratificante como ir debajo y es que cada día que pasa y nos enfundamos ese uniforme sentimos cosas muy intensas con nuestro compañero, al igual que cuando bajo las trabajaderas buscamos el apoyo incondicional de esos 35 compañeros que lo dan todo por nosotros....

Dos mundos tan distintos pero a la vez tan paralelos que se juntan en nuestras vidas.

Gracias por colaborar con el Blog, un abrazo desde Granada.

costalero gruñón dijo...

Qué arte más gran López!!...

Un abrazo a los dos